Sin embargo, debido a situaciones en el pasado (recordemos el caso de Banca Cívica, cuyos ideales eran similares y al final...) surgen las suspicacias. No nos fiamos de los bancos. Ni éticos, ni sostenibles, ni lo que sean.
Centrémonos en el discurso en sí, dejemos a un lado el tema de Triodos Bank (no seré yo quién os recomiende un banco) y nos daremos cuenta de la situación actual, y de cómo hemos llegado hasta ahí, de la responsabilidad que tenemos cada uno en la economía actual.
Me recuerda un poco a Emilio Duró, aunque menos cómico, pero bastante claro.
¡Gracias a Marta que nos envió el enlace!
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