El problema es básicamente de marketing. Me explico: cuando el premio Nobel Leon Lederman publicó su libro "La partícula divina: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?", fue obligado por su editorial a llamar "partícula divina" al Bosón de Higgs, por temas meramente publicitarios ya que "partícula puñetera" no iba a vender mucho, lo cuál está siendo aprovechado por los ultraconservadores para intentar dar fuerza a sus teorías divinas sobre la creación.
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